domingo, julio 27, 2008

Lo primordial...

sin lugar a dudas para que el Arte escrito tome fuerza, sentimiento y verdad es que el medio de ella, es decir, el "artista", tenga alguna motivación por la cual escribir...ahora bien, si dicha motivación tiene vida, cuerpo, se mueve, sonrie y enloquece a la herramienta del Arte, dejenme decirlo sin tapujos ni verguezas, es mucho mejor, pues las fotografias escritas de aquellos remecedores momentos son de alta resolución...ante ello la censura nunca ha existido en este lugar: tuvo espacio en un primer momento versos soñadores de años pretéritos...años de ilusión y proyección lo amertaban; tuvo espacio en un segundo momento, palabras de ensueño: visiones, según recuerdo se le llamó... el primer embobamiento hippie (que arraigó dicha caracteristica en la larga duracion de la herramienta), definitivamente también lo ameritaba; y por último, ya en tiempos recientes (pero lejanos a la vez), la opulencia real pasó y se quedó en la nostalgia...para un proleta, dicho acercamiento, amerita darle un lugar...
Si sólo han existido tres momentos de catársis inspiradora, ¿cómo ocultar el último?

C ada vez que te miro
O bservo en tus ojos
R ayos de luz incandescentes, los que
A lcanzan mis sentidos:
Z afiros así nunca vi antes,
O níricos espejos de suma transparencia que
N adan el viento y se posan, sin darme cuenta
D entro de mi alma…la que a raíz tuyo, pierde el juicio.
E ntonces despierto,
L oco por ti, añorándote a ti;
A bismos ingenuos nos intentan separar, mas
T ácitos aromas me empujan a ti…y te pregunto:
O asis de alegría y ternura, que revives mi última vida desierta:
R egálame un sorbo de tu vida?